domingo, 31 de outubro de 2010

El Legado de Martín Lutero.

Octubre es el mes de la Reforma Protestante. Un día como hoy (31 de octubre), hace 493 años, el monje agustino Martín Lutero clavaba en las puertas de su iglesia las 95 tesis que desencadenarían el comienzo de su guerra con el catolicismo romano y cimentarían las bases del sisma que cambió el rumbo de la iglesia cristiana universal. Tradujo la Biblia al alemán en un lenguaje simple y la entregó al pueblo, por primera vez en la historia.

Solo Escritura. Sólo fe. Sólo gracia.

El perdón de los pecados no se compra mediante indulgencias. No existen papas infalibles, sólo la Palabra de Dios lo es. Las 95 Tesis (propuestas críticas a las prácticas a la iglesia de Roma) clavadas en la puerta de la iglesia del castillo de Wittemberg el 31 de octubre de 1517 marcaron el comienzo de una nueva era para la iglesia cristiana. Hoy por hoy, los miles de denominaciones cristianas no católicas que existen en el mundo constituyen, en mayor o menor medida, el legado del alemán Martín Lutero, sin lugar a dudas uno de los padres de la Reforma Protestante junto al francés Juan Calvino.

En diálogo con este diario Aldo Bidán, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana local, nos brindó una amplia semblanza de este monje agustino alemán que, al contrario de lo que puede pensarse, jamás pensó en separarse de su iglesia madre.

“Cuando Lutero toma contacto con el Evangelio comprende que la Biblia no sólo era el parrafito que se leía el domingo sino que tenía muchísimas cosas más que eran un alimento muy importante para la gente que vivía en la superstición y en el miedo. El descubre y rescata al Dios de amor en la Biblia y no al Dios del castigo, de la reprimenda, del enojo. Y con eso, claro, le da tranquilidad a la gente pero al mismo tiempo rompe con todo el sistema autoritario de la Iglesia de la Edad Media”, explicó el pastor.

“Nunca quiso crear otra iglesia”

Asimismo, el reformador jamás pensó en alejarse de su madre espiritual, la Iglesia Católica. “Lutero jamás pensó en fundar una iglesia aparte; creo que la circunstancia histórica lo llevó a ese quiebre con la Iglesia Católica. El propuso reformas dentro de la Iglesia, señaló aquellas cosas que se estaban haciendo fuera de lo que era la Biblia. Se dio cuenta, tras analizar los concilios y dictámenes papales, de que el ser humano falla. Y concluyó en que no podemos fundamentar la autoridad de la Iglesia en concilios y en papas que frecuentemente se equivocaron. Pero claro, sus propuestas eran inaceptables, porque estaban atacando el corazón del autoritarismo de la Iglesia, en una época en la que condenaban a un hombre porque decía que la Tierra era redonda, condenaban a otro porque decía que la Tierra se movía, entonces cómo no habrían de condenar a alguien que decía que los concilios y los papas se habían equivocado, que el Papa no era infalible, y que la única autoridad infalible en materia de fe era la palabra de Dios. En ese momento no podíamos esperar ni tolerancia ni diálogo, y por eso la historia terminó así”.

Los Predecesores

“Lutero no descubrió la pólvora: algunos, un siglo y medio antes que él, ya habían expresado estas contradicciones entre la Iglesia Católica y la Escritura”, recordó con humor el pastor Bidán. “Un siglo, un siglo y medio antes hubo hombres que se dieron cuenta de lo mismo que él: a (Juan) Wiclef, en Inglaterra, lo enviaron a una capilla al fondo del monte para que no ‘jorobara’ más, y a (Juan) Hus lo quemaron en Bohemia. Ellos vieron lo mismo pero no pudieron prosperar porque nadie los ayudó, porque la situación geopolítica no los favoreció. En cambio, Lutero estaba protegido por los príncipes de Alemania, y al emperador Carlos V no le convenía malquistarse con los soberanos ya que eran los electores. Así que si bien lo condenó, entre comillas, nunca ejecutó las órdenes de capturarlo y encarcelarlo, porque sabía que eso le iba a costar políticamente muchísimo. La historia ayudó a que Lutero pudiera seguir adelante, a diferencia de sus predecesores”.

“Un revolucionario”

Lutero no solamente fue un formador desde lo religioso, sino también desde lo educativo, afirmó Bidán. “El notó que había un abandono total de parte de la Iglesia hacia la feligresía; la gente no recibía lo que tenía que recibir, había una ignorancia total, muchas de las personas de la época no sabían leer ni escribir así que lo que hizo él fue tratar de ayudar a que la propia familia pudiera darle algo a los chicos. Así fue que pensó en el Catecismo Menor: el hogar es la primera escuela, como así también es la primera iglesia. El chico no aprende el Padre Nuestro en la iglesia, lo aprende en la casa, y a eso apuntaba Lutero. Mucha lectura de la Biblia”.

La Biblia para el pueblo

Pero en la Edad Media la Biblia no estaba al alcance del pueblo; apenas tenían acceso a ella aquellos eruditos que tenían acceso a ellas en algunas universidades y en los conventos, y que además podían comprender el latín, el griego y el hebreo. Lutero rompió con esa estructura, también. “Fue un revolucionario: puso la Biblia en manos del pueblo porque entendió que el pueblo va a saber cual es la voluntad de Dios leyendo la Biblia, no escuchando lo que el cura o el pastor le dice. Y así fue como tradujo la Biblia al alemán vulgar y se convirtió un poco en el fundador de la Alemania actual, junto con Goethe.

Para realizar la traducción recorrió todos los lugares populares: el mercado, el puerto, las aulas. Y así fue traduciéndola a un idioma que fuera comprensible para el común de la gente, y así después fue evolucionando el idioma alemán actual. Tardó alrededor de un año en traducir el Nuevo Testamento, y lo hizo mientras permanecía oculto en el castillo de Wartburgo, gracias a la protección de un príncipe amigo, luego de que el Papa León X ordenara su captura acusándolo de hereje. Y la virtud es que no tradujo el Evangelio de la Vulgata sino del griego original, y el Antiguo Testamento lo tradujo de la hebraica judía, del hebreo original. Y así puso la Biblia en manos del pueblo, que fue algo maravilloso”.

Lutero

Martín Lutero nació en el pueblo alemán de Eisleben el 10 de noviembre de 1483, en un hogar muy pobre. Sin embargo, sus padres hicieron todos los esfuerzos necesarios como para que estudiara. El sueño de su padre era que el joven Martín se transformara en abogado y para ello lo envió a la universidad. Sin embargo, la historia popular cuenta que tras pasar por la experiencia de una terrible tormenta, Lutero juró que de salvarse ingresaría al clero. Y así fue como hizo sus votos monásticos en el monasterio agustino, y en 1507 fue ordenado sacerdote. En 1512 se recibió de doctor en Teología.

El contacto con la Sagrada Escritura y una peregrinación a Roma marcaron su vida y su misión: la superficialidad y apatía que vio en el clero, la abusiva venta de indulgencias y la contradicción recurrente que encontró entre lo que enseñaba la Iglesia y lo escrito en la Biblia calaron hondo en su espíritu y lo llevaron a escudriñar obsesivamente los concilios y cánones de la iglesia, expuestos a la luz de la Escritura.

El 31 de octubre de 1517, a golpe de martillo, el monje clavó las 95 Tesis que cambiarían no sólo su destino sino el de millones de cristianos en el mundo entero. Esta acción equivaldría el comienzo de su persecución, posterior excomunión y acusación por herejía. Gracias a la ayuda de monarcas amigos logra ocultarse del verdugo romano y durante el año que duró este forzado exilio traduce al alemán popular el Nuevo Testamento, directamente desde los manuscritos griegos. Años después haría lo mismo con el Antiguo Testamento, tomado de la Toráh hebrea y otros documentos judíos.

En 1525 se casó con la ex monja Catalina von Bora, rompiendo así con la tradición católica de que los clérigos no pueden contraer matrimonio y siguiendo la exhortación bíblica.

El 16 de febrero de 1546, a los 63 años, Lutero murió en su pueblo natal de Eisleben, donde se hallaba de paso.

Por: Aldo Bidan, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana en Tres Arroyos, Argentina.