sexta-feira, 12 de novembro de 2010

Lausana III, Pautas para La Misión.

Ciudad del Cabo. En razón de determinaciones históricas que no es el caso exponer, las iglesias evangélicas poseen independencia las unas con respecto a las otras. Por ello, a la hora de emprender la acción misionera, se produce duplicación de esfuerzos, desperdicio de la experiencia y gastos innecesarios. Para remediar esos males, las iglesias decidieron iniciar una nueva dimensión de la evangelización basada en la cooperación.

En 1910, en Edimburgo, se desarrolló una primera convocatoria con diversas limitaciones. Quizá la más importante fue que, para no herir susceptibilidades, se evadió el tema doctrinal para enfocarse en el aspecto operativo-estratégico. Al pasar el tiempo, se hizo evidente la necesidad de una nueva convocatoria sobre todo porque el centro gravitacional del mundo evangélico estaba pasando del primer al tercer mundo.

Fue así que en Lausana, en 1974, se produjo el Primer Congreso Internacional para la Evangelización Mundial que reunió, hasta ese momento, a la más amplia representación de las iglesias evangélicas. Esa vez se comprendió que la verdadera cooperación sólo podía producirse sobre una conceptualización doctrinal básica que comenzara por definir lo que debe entenderse por evangelizar.

Respetando los matices de cada denominación evangélica el Congreso se enfocó en lo que es doctrinalmente común y medular a todos los evangélicos. Dios, la Biblia, Cristo, la evangelización, el Espíritu Santo, la segunda venida de Cristo, fueron doctrinas proclamadas y fácilmente aceptadas por las iglesias. El aspecto novedoso fue que el Pacto de Lausana incluyó la responsabilidad social de los cristianos como elemento inherente a la misión.

En 1989 se realizó en Manila el Congreso Lausana II (en relación al Pacto signado en el primer Congreso). En esa ocasión se emitió el Manifiesto de Manila que en veintiún declaraciones reafirmó y aportó elementos prácticos para la aplicación del Pacto de Lausana a la tarea evangelizadora.

Pasados 36 años de Lausana y 21 de Manila, las iglesias evangélicas se han vuelto a congregar en esta ciudad para el Congreso Lausana III. Éste es el más representativo de todos los congresos hasta hoy realizados, pues congrega a 4,200 delegados de 198 países. ¿Por qué un tercer congreso de evangelización? Lausana III está emitiendo el documento “Compromiso de Ciudad del Cabo”, que en su preámbulo explica que la realidad ha cambiado. Parte de los cambios incluyen la globalización, la revolución digital, el equilibrio del poder económico y político, aparición de enfermedades, el cambio climático.

Ante la nueva realidad vuelve a reafirmarse el Pacto de Lausana, incluyendo el aspecto de la responsabilidad social de los cristianos. El Compromiso de Ciudad del Cabo afirma: “En la misión integral nuestra proclamación tiene consecuencias sociales al llamar a las personas al amor y al arrepentimiento en todas la áreas de la vida. Y nuestra participación social tiene consecuencias evangelizadoras al dar nuestro testimonio de la gracia transformadora de Jesucristo. Si ignoramos al mundo, traicionamos la palabra de Dios que nos envía a servir en el mundo. Si ignoramos la palabra de Dios, no tenemos nada que llevarle al mundo. (…) Dios nos manda reflejar su carácter a través del cuidado compasivo de los necesitados, y a demostrar los valores y el poder del reino de Dios al luchar por la justicia y la paz y a cuidar de la creación de Dios’.

La segunda parte del Compromiso de Ciudad del Cabo incluirá un llamado a la acción. Esa parte está siendo elaborada sobre la base de las ponencias y las inquietudes vertidas en las 756 mesas de trabajo de los delegados. El llamado a la acción es sustancial porque la ortodoxia sin ortopraxis no tiene vida.

Mario Vega, Pastor general de la misión cristiana Elim.

segunda-feira, 8 de novembro de 2010

Los Riesgos del Lider Cristiano.

1. LA AUTOCOMPASION.
Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. - Mateo 16:22.

Pedro con una indignación generosa, le dice al maestro que no vaya a Jerusalén porque hay que evitar los padecimientos. Jesús lo reprende y le dice a sus discípulos: “Si alguno quiere ser mi discipulo, olvidese de si mismo, cargue con su cruz y sigame”. Ser líder incluye invertir nuestras vidas en otros, tenemos que cargar voluntariamente la cruz del compromiso y la responsabilidad.

El Señor no necesita admiradores, necesita líderes que no se refugien en la autocompasión, sino que con coraje y convicción estén dispuestos a enfrentar las adversidades y si es necesario sufrir por causa del evangelio. No busquemos solo nuestra comodidad, dejemos de ser pastores de escritorio y asumamos el desafío de nuestro ministerio, como pastores de territorio. Aunque la cruz sea muy pesada es un honor cargarla, Jesús cargo su propia cruz, ahora nos toca a nosotros cargar nuestra propia cruz.

2. LA INDULGENCIA.
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. – 1 Juan 2:6.

Tenemos el deber de imitar a Jesús, entre sus características sobresalen dos: La humildad y el autosacrificio. Con que facilidad somos indulgentes con nosotros mismos y el diablo susurra nuestros oídos convenciéndonos de que merecemos ciertos lujos. Por ejemplo: El no hacer nuestro devocional diario, porque estamos muy ocupados en nuestro activismo ministerial, sin medir el riesgo de caer en la adicción de la eventomanía. Otras veces somos indulgentes con las finanzas, en lugar de establecer prioridades nos excedemos en nuestros gastos y nos refugiamos en la excusa de que el Señor proveerá, olvidando que el Señor nunca bendice a los desordenados.

¿Por qué somos indulgentes con la impuntualidad? ¿Porque somos indulgentes con la improvisación? ¿Por qué somos indulgentes con nuestra falta de responsabilidad? ¿Porque somos indulgentes con la piratería? Porque somos indulgentes con nuestra falta de ética cristiana?

3. EL ANTROPOCENTRISMO.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. – Gálatas 2:20.

Nuestro liderazgo cristiano no tendrá repercusión ni influencia cuando nos ubicamos como el centro de todas las atenciones. Nuestro liderazgo debe ser Cristocentrico y no antropocéntrico, tenemos que entender que nadie puede atribuirse la gloria que solo le corresponde a nuestro Señor Jesucristo. No permitamos que la arrogancia nos domine, recordemos que estamos llamados a ser Cristoforos y Cristofilos.

4. EL EXCLUSIVISMO.
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. - Eclesiastés 4:9-10.

Ya no hay espacio para los “llaneros solitarios”, no podemos desarrollar nuestro ministerio de manera aislada y exclusiva. El fracaso de muchos líderes radica en que Satanás les ha convencido de trabajar solos. Todos nos necesitamos, nadie debe sentirse indispensable, no esperemos que todos piensen como nosotros, en la diversidad hay una riqueza que necesitamos valorar. Auspiciemos una cultura de trabajo en equipo, si desea llegar rápido ande solo, pero si desea llegar lejos, ande acompañado. Es tiempo de honrar a Dios con nuestras vidas, busquemos coincidencias ministeriales, necesitamos demostrar que Dios ha cambiado nuestras vidas y que somos una nueva generación de líderes cristianos dispuestos a practicar el “amor fraternal no fingido”. Que la figura prístina del maestro de Galilea por infusión en los líderes cristianos pueda influenciar en la vida nacional de nuestro amado Perú.

La Biblia menciona a varios personajes que fueron muy exclusivos como Balaam, el profeta solitario y codicioso que termino reprendido, Sansón, un juez que lucho solo, pero su fin fue muy triste, Jonás, profeta rebelde y renegón que por su desobediencia, puso en caos a toda una tripulación causando enormes perdidas. La lista sería inmensa, pero Jesús marco la diferencia pues su ministerio lo desarrollo con 12 discípulos.

Que el exclusivismo no nos lleve a menospreciar a los demás, aprendamos a ser escuderos los unos de los otros. Hoy el Señor necesita un ejército de líderes que trabajando en equipo puedan influenciar en la sociedad, las Fraternidades Pastorales deben ser auspiciadoras del esfuerzo corporativo pastoral, para que todos puedan comprobar que: ¡Juntos Somos Mejores!

PS David Cauracupi Palomino, Presidente del CONPPE – Director de la Asociacion Cristiana Bíblica del Perú.