segunda-feira, 5 de julho de 2010

Junio 6. Aliéntense los unos a los otros con la segunda venida de Cristo.

1 Tesalonicenses 4:18 Por tanto, alentaos (acción continua y progresiva, imperativo presente) los unos a los otros con estas palabras.

Hay una expresión que dice, “La esperanza nunca muere.” Para muchos, sin embargo, la esperanza está fundamentada en la imaginación, en suposiciones, mitos legendarios o fantasías. De hecho, algunas religiones enseñan que lo que imagines será tu realidad, lo cual es la base del pluralismo moderno. La única forma de saber lo que va a pasar más allá de la tumba es escuchando a Alguien que ya ha estado ahí y que ha vuelto para contarnos acerca de eso… ese Alguien es Jesús.
Pablo enseña de lo que sucede después de la muerte, “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.” (1Tes 4:13). ¿No estás contento de tener esa seguridad?
Ya que este mandamiento está en tiempo presente, se supone que es un aliento que continua y no es una palabra momentánea de optimismo después de los hechos. La idea es de estar constantemente anticipando la partida de la vida terrenal para estar presentes con el Señor. Pablo escribió, “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” (2 Co 5:8). Este “aliento” debe ocurrir mucho antes de lo que suceda el incidente, y es por esto que debemos de antemano estar preparados emocional e intelectualmente. Debemos estar constantemente confortándonos los unos a los otros que los parientes creyentes ya están en la presencia del Señor.
Esta bienvenida de vuelta a casa es la anticipación que el creyente debe celebrar constantemente. Pedro lo describió así, “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2Pe 1:11). Debe ser parte de nuestras conversaciones cotidianas y también de nuestra adoración. Este tema es el mayor enfoque de los cantos evangélicos del sur de los Estados Unidos que mantiene a los creyentes entusiasmados acerca de dejar esta vida y gozar del cielo.
La palabra original es parakaleo, que significa “ayudar, confortar, o alentar” con la idea de suplicar o implorar a alguien para que se goce y se alegre acerca de una realidad venidera. Como sustantivo se lo usa para “consejero, defensor o consolador” esa es la creencia de la resurrección cuando Cristo vuelva. La muerte no es el fin de nuestra existencia, sino el comienzo de nuestra infinita vida con Cristo, llenando Su propósito eterno en su Reino venidero.
El aliento en este caso se refería a los amigos que creían en Cristo y que ya no estaban en esta tierra. ¿Serían resucitados también? Pablo aseguró a sus lectores que los “muertos en Cristo” serían resucitados primero; seguido del evento magnífico que sucederá cuando todos los creyentes vivos serán transformados instantáneamente en sus cuerpos glorificados sin siquiera haber muerto, para posteriormente tener un encuentro espacial con Cristo en el aire. En ese punto retornaremos con Él al cielo para esperar el final de sus tratos en la tierra con el mundo no creyente. Esta es la “esperanza bienaventurada” para aquellos que estén vivos cuando Jesús vuelva. Pablo vivió “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tit.2:13). Ningún creyente será dejado atrás. ¿Puedes gritar desde el fondo de tu corazón, “Ven Señor Jesús”?

Salmos 42:2, “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”
Traducido por Diego Gómezjurado Avila.