sábado, 30 de abril de 2011

La Iglesia Evangélica y la política en la Argentina.


Entrevista a Hilario Wynarczyk, Doctor en Sociología (UCA)

Hilario Wynarczyk es Doctor en Sociología (UCA), Máster en Ciencia Política (Universidad Federal de Minas Gerais), Licenciado en Sociología (UBA), Profesor de metodología de la investigación y taller de tesis en la Universidad Nacional de Gral. San Martín y escritor. Analiza, en dos libros, la relación entre el movimiento evangélico, la vida pública y política en la Argentina entre los años 1980 y 2001.

-¿Cómo surge su interés por el tema de la Iglesia Evangélica y la política en la Argentina? Hace décadas, desde antes de recibirme de sociólogo, me he dedicado a investigar temas de las Iglesias Evangélicas desde la perspectiva sociológica. Cuando tenía 22 años y pertenecía a la Iglesia Evangélica Luterana Unida, hice un trabajo sobre el sistema educativo de esta Iglesia. Posteriormente tomé como tema de mi tesis doctoral las relaciones de las Iglesias Evangélicas con la sociedad y el Estado en la Argentina; y otro, muy conflictivo e interesante, la derogación de la Ley de Cultos existente desde la dictadura de Videla, a fin de crear un estatus jurídico más igualitario para las Iglesias Evangélicas, que, como todas las Iglesias salvo la Católica, se perciben enfrentadas a una situación de privilegio. A partir de allí, produje dos libros. El primero fue Ciudadanos de Dos Mundos. El Movimiento Evangélico en la Vida Pública Argentina (1980 – 2001) y el segundo se titula Sal y luz a las naciones, evangélicos y política en la Argentina 1980 – 2001.

-¿Uno es continuación del otro? Sí, y abarco un período específico porque uso la Teoría de los Movimientos Sociales. Un elemento de esa teoría es la de los ciclos de movilización, y hubo un ciclo de movilización social evangélico muy importante en esas dos décadas. Al ciclo lo divido en dos subciclos, uno de movilización estrictamente religiosa, en que creció como un movimiento religioso, y otro de movilización de carácter cívico, en que las Iglesias plantearon una protesta por la Ley de Culto. Eso es lo que trabajo en el primer libro. En el segundo, muestro una especie de ramificación de ese ciclo, que consistió en que unas personas, que no eran pastores o lo eran pero de segunda línea, quisieron armar un partido político evangélico. Este proceso atravesó varias fases. El ciclo de movilización religiosa nunca se agotó, pero el ciclo de movilización cívica concluyó hacia el año 2001, y lo mismo pasó con el querer crear un partido político.

-¿En qué se diferencia la participación evangélica en la política de las otras religiones? Aquí habría que efectuar una división entre los hechos verificables empíricamente y lo que fue la ilusión de algunos líderes. La idea de algunos líderes surge a principios de los 80 y se basaba en que los evangélicos tenían un caudal de valores sustentados en la Biblia que podían ser aplicados en la esfera cívica; creían que podían llevar un espíritu cristiano renovado al mundo de la política, esa fue la ilusión. Hicieron varios intentos, lograron armar un partido político, alcanzaron la personería jurídica, varias decenas de miles de votos, pero nunca suficientes para obtener un cargo. Luego se dividieron, y, después de tres elecciones sin conseguir un cargo y perder la personería jurídica, un segmento más modernizante intentó constituirse en fracción de otros partidos, integrándose en un ala del Peronismo, que podríamos llamar, entre comillas, disidente ético, en la línea aliancista. Se incorporaron también a la Democracia Cristiana y al Polo Social del Padre Luis Farinello. En todos los casos, no arribaron a ningún éxito político y progresivamente se fueron desilusionando y desertando de la idea. Esto es cómo llevaron ellos a la práctica un sueño, un ideal, ahora los datos muestran que esta idea no era practicable.

-¿Por qué no era practicable? Por una serie de motivos. El primero: era posible conseguir votos de evangélicos, pero, para eso, había que hacer proselitismo en las iglesias, y los pastores no lo iban a permitir, no apoyaban la idea por dos razones: por la teología, sobre todo, de las Iglesias evangélicas mayoritarias, que es una teología bíblica conservadora, con cierto recelo de lo que es considerado el mundo; ellos no iban a querer mezclar la Iglesia con la política. El segundo punto es que los pastores, como líderes de cualquier organización, no estaban de acuerdo en que surgieran liderazgos alternativos que pudieran dividir las congregaciones. El tercer punto y quizás el más fuerte es que los evangélicos, según lo que muestran los datos empíricos que yo manejo, no votan por influencia de su pertenencia religiosa, sino por influencia de su modo de inserción en la estructura social. En su mayoría, pertenecen a sectores populares, muchos de ellos conversos ya de grandes, de modo que han recibido mucha influencia de la política partidaria y en gran parte del Justicialismo; lo cual no quiere decir que sean, por ejemplo, de segmentos progresistas peronistas, pero sí hay una tendencia, hasta el día de hoy, a votar al Partido Justicialista. Entonces, la idea de que la religión iba a marcar el voto era una idea equivocada. Esto lo analizo en el segundo libro.

-¿Dónde se consiguen estos libros? En Buenos Aires, en las principales librerías de las calles Corrientes y Santa Fe, como Gandhi, Hernández, Santa Fe y Ateneo, y en el circuito protestante o evangélico, en la librería Certeza. Aquellos que no viven en Buenos Aires, pueden conseguirlos en las sucursales de estas librerías, en los Shopping, o mediante venta on line.

-¿Cuáles son algunas de las particularidades de cada libro? El libro uno es más extenso, consta de 391 páginas y es más técnico en el sentido sociológico; yo recomiendo leer la introducción completa y después ir eligiendo partes. Para alguien que no tenga un interés específico en los evangélicos, este primer libro propone dos utilidades: una es que, en la introducción, explica, bastante bien, cómo se trabaja la preparación de una tesis y cómo se usa la Teoría de los Movimientos Sociales, que se puede emplear para otros fenómenos. El libro dos es más llevadero y narrativo, tiene 222 páginas, incluye una cantidad importante de citas directas de frases dichas por actores del fenómeno político, tanto de evangélicos como de demócratas cristianos, o del padre Farinello, eso hace que el texto sea más matizado.

-¿Está trabajando en algún nuevo proyecto? Sí, yo escribo artículos en forma regular que se publican en Prensa Ecuménica, una publicación digital, y, a veces, salen también en Le Monde Diplomatique. También estoy trabajando en un proyecto sobre religión y trabajo, qué vínculo hay entre pertenencia religiosa y trabajo, economía.

-¿Quisiera agregar algo a la entrevista? Quiero agradecer mucho esta invitación, agradecer la mediación de Jorge Sánchez, el Director de Cultos de la Municipalidad de José C. Paz con quien usted se contactó. Soy alguien que cree mucho en la República, la pluralidad, la democracia. Por eso, para mí, posee un significado muy profundo que, desde la Editorial SAN PABLO, hayan tenido interés en un diálogo.