sexta-feira, 27 de maio de 2011

900 Templos han sido cerradas, algunos para convertirse en Tiendas Sexuales.


300 Iglesias de las 900 iglesias han sido demolidas, otras 300 ocupadas por nuevas formas de fe y las restantes convertidas en apartamentos, bares, restaurantes, oficinas, Night Clubs, escuelas de buceo y alpinismo, debido a que el número de fieles disminuye con fuerza y rápidez.

Nuevas cifras demuestran que al paso del tiempo muchos asistentes han dejado las Iglesias, en 1960, el 70% de los católicos holandeses asitían al servicio dominical, ahora solo el 7% acude.

El problema que enfrentan los edificios es la necesidad de altas sumas de dinero para su sustento y que, aunado con el decreciente público permite que sólo algún sector de la sociedad pueda hacer uso de las instalaciones abandonadas por la Iglesia y asi convertirse en lujosos apartamentos.

El Profesor Nissen, de la Universidad de Nimega, declara que un edificio religioso no es fácil de adquirir debido a que la demanda de servicios fundamentales es alta y su costo elevado, además de que la adquisición de los inmuebles podría tardar de 5 a 10 años, causa de la demolición de muchas de ellas.

Como ejemplo ejemplo, una Iglesia significativa de Holanda, ”Vredekerk”, en Bussum, construida en 1914 y divisada a lo lejos, no cumple ya su labor eclesiástica, al llegar a las cercanías se puede ver un intercomunicador en vez de los horarios de culto y buzones de correo para 18 departamentos que ocupan la Iglesia.

A su vez, la Iglesia católica ha reformado reglas para que los espacios sagrados no se conviertan en lugares que no corresponden a los valores cristianos, aunque muchos edificios se convierten en lugares de fiesta, deportivos y hasta sexuales.

Para evitar la demolición de los edificios, las Iglesias se convierten en Monumentos Nacionales.

Los nuevos usuarios de los edificios religiosos, revelan su respeto y punto de vista respecto de su nuevo hogar o lugar de trabajo, “se sienten relajados en este lugar, que les inspira paz, y realmente es relajado trabajar aquí. Creo que eso es lo que hace especial estar en una iglesia”, revela el dueño de una nueva peluquería instalada en una Iglesia.

Francesca Van Raab, vive en el apartamento A1 de la antigua Iglesia Protestante Vredekerk,”no soy una persona religiosa en el sentido de creer en Dios, pero creo que algo debe haber. Cuando me mudé a este lugar, lo hice con una actitud de respeto hacia cualquier persona que haya practicado su fe en este recinto”.